Godelier, hace una descripción etnográfica de la tribu Gang, los baruya de Malenesia. Particularmente de los rituales, cosmovisiones, concepciones sobre el cuerpo y la propia práctica sexual.
Empieza anotando la cosmovisión de esa sociedad, que esta en relación con los astros; la luna, el sol, partes del cuerpo humano por otras. El astro sol engendra a los hijos, al igual que la luna, está también es la esposa del sol.
En lo referente a la concebir la virginidad, es acotado a través de la intervención de instrumentos como el sílex, que según sus creencias lo dio el sol. Pues, en principio las personas no tenían perforaciones genitales fue a través de esté, que se logro perforar y definir los respectivos sexos.
Los elementos como la sangre de la mujer menstruando, el semen del hombre son revestidos de un halo de “misticismo”. La sangre de la mujer genera un temor en los hombres, se cree que puede debilitar la fuerza del hombre, por el contrario el semen es casi responsable de insuflar la vida.
Los baruya creen que el hígado es asiento del cuerpo y de la vida, el corazón no tiene importancia.
El semen produce los huesos del los pequeños y los ayuda a crecer sanos y fuertes.
El valor que tiene el semen, es correlativo al poder del hombre en la sociedad baruya, estableciendo además un principio de patrilinealidad en la descendencia.
El sistema de parentesco es del tipo Iroques, establece las diferencias a partir de ego, entre los primos cruzados matrilineales y patrilineales. Y se les llama primo de pecho a los matrilineales, y de hígado a los patrilineales.
Se considera primos paralelos patrilaterales a los de un mismo linaje.
Esta sociedad, esta marcada fuertemente por rituales constitutivos de una preeminencia masculina.
Por una parte existe, la concepción de la mujer como dadora de vida, pero eso no le “sirve” para alcanzar a representar poder. Este es absorbido por el hombre. En diferentes ámbitos. En principio se narra como a través de la agricultura, la mujer fue sacrificada pues, se requería su muerte y ofrecimiento al bosque para tener una mejor cosecha.
Se considera que las armas como la flecha, o la flauta eran en primer momento utilizada por las mujeres, pero lo hacían torpemente. Hasta que los hombres robaron los instrumento y le imprimieron precisión logrando su objetivo sin destruir más de la cuenta.
Esta apropiación y dominación se trasluce, en los ámbitos del semen (por el hombre) y la mujer (por la carne del recién nacido). Instituidos a través de los rituales masculinos de tiente violento. Apropiándose de los cuerpos masculinos de los hijos como símbolo del poder, y transmisión paternal.
El autor señala que, más qué simbolizar diferencia tangibles, como el semen, o la carne. Constituye un ordenamiento de las relaciones –ordenamiento mental-, por el cual se hace una (naturalización) de estados de cosas creados, que tienen una composición simbólica material, y social.
Godelier, Maurice “Cuerpo , parentesco y poder entre los Baruya de Nueva Guinea.
2000 en perspectiva antropológica y critica Cap. cuerpo Abya-Yalaj
Ecuador. p-p 19-57.
Genero y parentesco. Hacía un análisis unificado.
Sylvia Yanogisako, Jane Collier.
Uno de los objetivos de las actoras, es re-situar los estudios del parentesco, en el ámbito de las las teorías de género.
Esto propiciado por el declive de la teoría del parentesco de corte estructural funcionalista. Y los aporte analítico que se derivan del tipo dicotómico, en cuanto concebir una a la mujer insertada en una esfera de poder domestico, y otra de tipo político_ jural.
Y por otra parte con orientación que, se debe ir más allá de los lazos genealógicos, subrayan la propuesta de Schneider, en cuanto a concebir al parentesco más allá de un dominio aislable. Ponderando el significado y atribuciones a relaciones de parentesco.
Las teorías feministas, retoman el estudio del parentesco señalan las autoras, para señalar el rol de la mujer, en un primer momento. Luego se dedican a mapear las relaciones y la variación en la experiencia de las mujeres, entendiendo la construcción de género en sistemas sociales específicos.
Observan las autoras que género y parentesco, se realizan juntos impidiendo según ellas, el trato, previo del uno al otro; además que se realizan en sistemas particulares, económicos, políticos y culturales.
Y que ambos construyen relaciones de igualdad- desigualdad, basan sus principios en las mismas diferencias “naturales” de la gente.
Pensando sobre todo en como la descendencia humana se representa, en el parto, el intercambio heterosexual, el embarazo. Constituyendo el proceso biológico mediante el cual suponemos se crean las relaciones sociales; el matrimonio, la filiación y el parentesco bilateral.
La propuesta de las autoras se dirige en tres vías, no sin antes cuestionar a los mismo estudios de genero, por usar la misma tónica de análisis de las teorías de parentesco funcionalistas.
Ellas conciben que para estudiar el género en el parentesco, se debe estudiar los conjuntos sociales es decir: como las acciones humanas, viene a tener significación social y simbólica.
Luego, asumiendo que las sociedades son sistemas de desigualdad, librando esta concepción de la moral o derecho, y la igualdad justicia en la particularidad de cada pueblos. Lo cual da cierta ventaja en la presencia de la desigualdad en el análisis.
Proponiendo tres vías, para alcanzar a entender esa construcción social, y luego pasar al estudió de genero.
La primera, es los análisis cultural de los significados: que la gente hace, y actualiza a través de su práctica cotidiana. Para entonces preguntarnos que concepto de genero está enraizado en la diferencia biológica.
La segunda, modelos sistémicos de desigualdad, observando como la gente da vida a estructuras desiguales que limitan su posibilidad. Enfatizando en que cada sociedad debe ser estudiada en su momento particular histórico.
La última, es el análisis histórico que nos dé un sustento a nuestros modelos teóricos, y que sirva para el análisis particular de modelos sistémicos desiguales.
Yanagisako Sylvia, y Collier Jane, “Género y parentesco reconsiderados: Hacía un
1994 análisis unificado”. En Robert Borofsky (Ed) Assessing
cultural anthropology. Hawaii Pacific University .Mc Graw
Hill. Inc. p-p 190-203.
Empieza anotando la cosmovisión de esa sociedad, que esta en relación con los astros; la luna, el sol, partes del cuerpo humano por otras. El astro sol engendra a los hijos, al igual que la luna, está también es la esposa del sol.
En lo referente a la concebir la virginidad, es acotado a través de la intervención de instrumentos como el sílex, que según sus creencias lo dio el sol. Pues, en principio las personas no tenían perforaciones genitales fue a través de esté, que se logro perforar y definir los respectivos sexos.
Los elementos como la sangre de la mujer menstruando, el semen del hombre son revestidos de un halo de “misticismo”. La sangre de la mujer genera un temor en los hombres, se cree que puede debilitar la fuerza del hombre, por el contrario el semen es casi responsable de insuflar la vida.
Los baruya creen que el hígado es asiento del cuerpo y de la vida, el corazón no tiene importancia.
El semen produce los huesos del los pequeños y los ayuda a crecer sanos y fuertes.
El valor que tiene el semen, es correlativo al poder del hombre en la sociedad baruya, estableciendo además un principio de patrilinealidad en la descendencia.
El sistema de parentesco es del tipo Iroques, establece las diferencias a partir de ego, entre los primos cruzados matrilineales y patrilineales. Y se les llama primo de pecho a los matrilineales, y de hígado a los patrilineales.
Se considera primos paralelos patrilaterales a los de un mismo linaje.
Esta sociedad, esta marcada fuertemente por rituales constitutivos de una preeminencia masculina.
Por una parte existe, la concepción de la mujer como dadora de vida, pero eso no le “sirve” para alcanzar a representar poder. Este es absorbido por el hombre. En diferentes ámbitos. En principio se narra como a través de la agricultura, la mujer fue sacrificada pues, se requería su muerte y ofrecimiento al bosque para tener una mejor cosecha.
Se considera que las armas como la flecha, o la flauta eran en primer momento utilizada por las mujeres, pero lo hacían torpemente. Hasta que los hombres robaron los instrumento y le imprimieron precisión logrando su objetivo sin destruir más de la cuenta.
Esta apropiación y dominación se trasluce, en los ámbitos del semen (por el hombre) y la mujer (por la carne del recién nacido). Instituidos a través de los rituales masculinos de tiente violento. Apropiándose de los cuerpos masculinos de los hijos como símbolo del poder, y transmisión paternal.
El autor señala que, más qué simbolizar diferencia tangibles, como el semen, o la carne. Constituye un ordenamiento de las relaciones –ordenamiento mental-, por el cual se hace una (naturalización) de estados de cosas creados, que tienen una composición simbólica material, y social.
Godelier, Maurice “Cuerpo , parentesco y poder entre los Baruya de Nueva Guinea.
2000 en perspectiva antropológica y critica Cap. cuerpo Abya-Yalaj
Ecuador. p-p 19-57.
Genero y parentesco. Hacía un análisis unificado.
Sylvia Yanogisako, Jane Collier.
Uno de los objetivos de las actoras, es re-situar los estudios del parentesco, en el ámbito de las las teorías de género.
Esto propiciado por el declive de la teoría del parentesco de corte estructural funcionalista. Y los aporte analítico que se derivan del tipo dicotómico, en cuanto concebir una a la mujer insertada en una esfera de poder domestico, y otra de tipo político_ jural.
Y por otra parte con orientación que, se debe ir más allá de los lazos genealógicos, subrayan la propuesta de Schneider, en cuanto a concebir al parentesco más allá de un dominio aislable. Ponderando el significado y atribuciones a relaciones de parentesco.
Las teorías feministas, retoman el estudio del parentesco señalan las autoras, para señalar el rol de la mujer, en un primer momento. Luego se dedican a mapear las relaciones y la variación en la experiencia de las mujeres, entendiendo la construcción de género en sistemas sociales específicos.
Observan las autoras que género y parentesco, se realizan juntos impidiendo según ellas, el trato, previo del uno al otro; además que se realizan en sistemas particulares, económicos, políticos y culturales.
Y que ambos construyen relaciones de igualdad- desigualdad, basan sus principios en las mismas diferencias “naturales” de la gente.
Pensando sobre todo en como la descendencia humana se representa, en el parto, el intercambio heterosexual, el embarazo. Constituyendo el proceso biológico mediante el cual suponemos se crean las relaciones sociales; el matrimonio, la filiación y el parentesco bilateral.
La propuesta de las autoras se dirige en tres vías, no sin antes cuestionar a los mismo estudios de genero, por usar la misma tónica de análisis de las teorías de parentesco funcionalistas.
Ellas conciben que para estudiar el género en el parentesco, se debe estudiar los conjuntos sociales es decir: como las acciones humanas, viene a tener significación social y simbólica.
Luego, asumiendo que las sociedades son sistemas de desigualdad, librando esta concepción de la moral o derecho, y la igualdad justicia en la particularidad de cada pueblos. Lo cual da cierta ventaja en la presencia de la desigualdad en el análisis.
Proponiendo tres vías, para alcanzar a entender esa construcción social, y luego pasar al estudió de genero.
La primera, es los análisis cultural de los significados: que la gente hace, y actualiza a través de su práctica cotidiana. Para entonces preguntarnos que concepto de genero está enraizado en la diferencia biológica.
La segunda, modelos sistémicos de desigualdad, observando como la gente da vida a estructuras desiguales que limitan su posibilidad. Enfatizando en que cada sociedad debe ser estudiada en su momento particular histórico.
La última, es el análisis histórico que nos dé un sustento a nuestros modelos teóricos, y que sirva para el análisis particular de modelos sistémicos desiguales.
Yanagisako Sylvia, y Collier Jane, “Género y parentesco reconsiderados: Hacía un
1994 análisis unificado”. En Robert Borofsky (Ed) Assessing
cultural anthropology. Hawaii Pacific University .Mc Graw
Hill. Inc. p-p 190-203.
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